9/27/2006

El Orco -seis- Oferta de empleo

Nuestro planeta, empresa multinacional en expansión, necesita cubrir urgentemente múltiples puestos de:

Músicos
Pintores
Escultores
Fotógrafos
Artistas
Escritores
Soñadores
Amantes del riesgo
Ingenuos
Mujeres con clase
Sabios
Actores
Actrices
Ecologistas
Escaladores
Filósofos
Poetas

Buscamos personas luchadoras, tenaces, dispuestas a cambiar el mundo a su manera, irresponsables, amantes del desorden, sin dotes comerciales y que no estén dispuestas a trabajar bajo presión.

Para ellos nuestro planeta ofrece contrato de fracaso indefinido, dedicación plena, ninguna estabilidad profesional y un salario acorde a lo estipulado en el mercado de trabajo.

Los aspirantes que sean contratados entrarán a formar parte de un siniestro grupo de trabajo formado por personalidades importantes del mundo de la economía que actualmente controlan los fondos de inversión y el mercado bursátil, algunos dictadores asesinos, políticos corruptos, traficantes de armas, fanáticos religiosos, mafiosos paletos sin escrúpulos y presidentes de consejos de administración que les ayudarán en todo momento a fracasar en la consecución de sus objetivos de trabajo.
No es necesaria experiencia ni carnet de conducir, aunque se valorará algún conocimiento previo de juegos malabares.

Las personas que estén interesadas se pueden presentar en nuestras oficinas de cualquier ciudad del mundo (imprescindible traje, corbata y American Express).

9/26/2006

Alonso Ibarrola -Ataque masivo-

El enemigo estaba allí, fuertemente atrincherado y protegido por numerosas baterías, que cubrían con su fuego todo el valle. Era preciso atravesarlo con cargas furiosas de la caballería. El Alto Estado Mayor calculó que serían precisas cinco oleadas, cada una de ellas con cinco mil hombres. Teniendo en cuenta que el enemigo causaría un sesenta o setenta por ciento de bajas, era lógico suponer que la quinta oleada llegaría a su destino. Dadas las órdenes pertinentes se iniciaron las cargas. La batalla no se desarrolló según el cálculo previsto y lo cierto es que para la supuesta última y definitiva oleada sólo quedaban dos soldados. Preguntaron éstos si la carga tenían que hacerla al galope forzosamente, como las anteriores. Vistas las circunstancias, se les dió plena libertad para hacer lo que quisieran. Y los dos soldados, pie a tierra, cansadamente, arrastrando de la brida a sus respectivos caballos, se lanzaron contra el enemigo, hablando tranquilamente de sus cosas...

9/24/2006

Nazim Hikmet -Acerca del vivir-

El vivir no admite bromas.
Has de vivir con toda seriedad,
como una ardilla, por ejemplo;
es decir, sin esperar nada fuera y más allá del vivir;
es decir, toda tu tarea se resume en una palabra:
Vivir.
Has de tomar en serio el vivir.
Es decir, hasta tal punto y de tal manera
que aun teniendo los brazos atados a la espalda,
y la espalda pegada al paredón,
o bien llevando grandes gafas
y luciendo bata blanca en un laboratorio,
has de saber morir por los hombres.
Y además por hombres que quizás nunca viste,
y además sin que nadie te obligue a hacerlo,
y además sabiendo que la cosa más real y bella es
Vivir.
Es decir:
has de tomar tan en serio el vivir
que a los setenta años, por ejemplo,
si fuera necesario plantarías olivos
sin pensar que algún día serían para tus hijos;
debes hacerlo, amigo, debes hacerlo,
no porque, aunque la temas, no creas en la muerte,
sino porque vivir es tu tarea.

Sucede, por ejemplo,
que estamos muy enfermos;
que hemos de soportar una difícil operación;
que cabe la posibilidad
de que no volvamos a levantarnos de la blanca mesa.
Aunque sea imposible no sentir
la tristeza de partir antes de tiempo,
seguiremos riendo con el último chiste,
mirando por la ventana para ver
si el tiempo sigue lluvioso,
esperando con impaciencia
las últimas noticias de prensa.
Sucede, por ejemplo, que estamos en el frente,
por algo, por ejemplo, que vale la pena que se luche.
Nada más comenzar el ataque, al primer movimiento,
puede caerse cara a tierra, y morir.
Todo esto hemos de aceptarlo con singular valor,
y a pesar de todo, preocuparnos apasionadamente
por esa guerra que puede durar años y años.
Sucede
que estamos en la cárcel.
Sucede
que nos acercamos
a los cincuenta años,
y que falten dieciocho más
para ver abrirse las puertas de hierro.
Sin embargo, hemos de seguir viviendo con los de fuera,
con los hombres, los animales, los conflictos y los vientos,
es decir, con todo el mundo exterior que se halla
tras el muro de nuestros sufrimientos;
es decir: estemos donde estemos
hemos de vivir
como si nunca hubiésemos de morir.

Se enfriará este mundo,
una estrella entre las estrellas;
por otra parte una de las más pequeñas del universo,
es decir, una gota brillante en el terciopelo azul,
es decir, este inmenso mundo nuestro.
Se enfriará este mundo un día,
algún día se deslizará
en la ciega tiniebla del infinito
-no como una bola de nieve,
no como una nube muerta-,
como una nuez vacía.
Desde ahora mismo se ha de sufrir por todo esto,
ha de sentirse su tristeza desde ahora,
tanto ha de amarse el mundo en todo instante,
se le ha de amar tan conscientemente que se pueda decir: "He vivido".

9/21/2006

Enrique Anderson Imbert - Alas -

Yo ejercía entonces la Medicina, en Huamahuaca. Una tarde me trajeron a un niño descalabrado: se había caído por el precipicio de un cerro. Cuando, para revisarlo, le quité el poncho, vi dos alas. Las examiné: estaban sanas. Apenas el niño pudo hablar le pregunté:
-¿Porqué no volaste, mi hijo, al sentirte caer?
-¿Volar? -me dijo-. ¿Volar, para que la gente se ría de mí?

9/18/2006

Eduardo Galeano, un escritor genial

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena
suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunqe les pique la mano izquierda o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: lon ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

9/03/2006

Memoria de la nieve - Julio Llamazares

Hace ya mucho tiempo que camino hacia el norte, entre
zarzas quemadas y pájaros de nieve.

Hace ya mucho tiempo que camino hacia el norte, como
un viajero gris perdido entre la niebla.

Una verdad cifrada dejé atrás: el humo denso y obsequioso
de los brezos y la alegría de mis padres en el
anochecer.

En el camino del norte, sin embargo, sólo mendigos locos
me acompañan.

Duermo bajo sus capas en las noches de invierno.

Les digo este relato para ahuyentar el miedo.

La lentitud de los bueyes - Julio Llamazares

Yo vengo de una raza de pastores que perdió su libertad
cuando perdió sus ganados y sus pastos.

Durante mucho tiempo mis antepasados cuidaron sus
rebaños en la región donde se espesan el silencio y la retama.

Y no tuvieron otro dios que su existencia ni otra memoria
que el olvido.

Caliente está la piedra donde bebían la sangre de
sus vides al caer de la tarde. Pero qué lejos todo si
recuerdo.

Qué lejos de mí la región de las fuentes del tiempo, el
lugar donde el hombre nace y se acaba a sí mismo como
una flor de agua.

Ellos no conocían la intensidad del fuego ni el desamor
de los árboles sin savia.

Los graneros de su pobreza eran inmensos. La lentitud
estaba en la raíz de su corazón.

Y en su sosiego acumularon monedas verdes de esperanza
para nosotros.

Pero el momento llegó de volver a la nada cuando los
bueyes más mansos emprendieron la huída y una cosecha
de soledad y hierba reventó sus redes.

Ahora apacientan ganados de viento en la región del
olvido y algo muy hondo nos separa de ellos.

Algo tan hondo y desolado como una zanja abierta en
la mitad del corazón.