8/05/2008

Canto a mí mismo, 46. -Walt Withman-

...Viajo eternamente,

Mis señas son un capote de invierno, zapatos recios y un báculo cortado en el bosque,

Ningún amigo mío se sentará en mi silla a descansar
no tengo cátedra, ni iglesia, ni filosofía,
No llevo a ningún hombre a la mesa puesta, ni a la biblioteca, ni a la bolsa
Pero a vosotros, hombres y mujeres, os llevo a la cumbre,
Con mi brazo izquierdo os rodeo la cintura,
Con mi mano derecha os señalo los paisajes y el camino real.

Ni yo, ni nadie, pueden recorrer ese camino por tí,
Tú mismo tienes que recorrerlo.

No queda lejos, es fácil llegar a él,
Acaso has estado recorriéndolo, desde que naciste, sin saberlo,
Acaso está en todas partes, en la tierra y en el mar.

Échate tus trapos al hombro, hijo mío, yo tomaré los míos y pongámonos en camino sin demora,
Maravillosas ciudades y naciones libres encontraremos a nuestro paso.

Si te cansas, me darás las dos cargas y apoyarás tu mano en mi cadera,
Y, cuando yo te lo pida, me recompensarás con el mismo servicio,
Pues, habiéndonos puesto en marcha, ya no podremos descansar.

Esta mañana, antes del amanecer, subí a una colina acontemplar el firmamento poblado de estrellas,
Y le dije a mi alma: Cuando poseamos aquellos mundos y el placer y la sabiduría de todo cuanto hay en ellos, ¿estaremos por fin llenos y satisfechos?
Y mi alma dijo: No, no habremos hecho otra cosa que alcanzar esos mundos para ir más allá.

También tú me haces preguntas y yo te escucho,
Y te digo que no puedo contestarte, y que la respuesta has de encontrarla por ti mismo.

Siéntate un momento, hijo mío,
Aquí tienes pan para comer y leche para beber,
Más tan pronto como hayas dormido y te hayas puesto ropa fresca, te daré u nbeso de adiós y te abriré la puerta para que salgas.