12/27/2005

JACQUES PREVERT - de su libro "Palabras"

PARA HACER UN RETRATO DE UN PÁJARO

(A Elsa Henríquez)

Pintar primero una jaula
con la puerta abierta
pintar después algo bonito
algo simple
algo bello
algo útil
para el pájaro
apoyar después la tela contra un árbol
en un jardín
en un soto
o en un bosque
esconderse tras el árbol
sin decir nada
sin moverse...
A veces el pájaro llega enseguida
pero puede tardar años
antes de decidirse
No hay que desanimarse
hay que esperar
esperar si es necesario durante años
la celeridad o la tardanza en la llegada del pájaro
no tiene nada que ver
con la calidad del cuadro
Cuando el pájaro llega
si llega
observar el más profundo silencio
esperar que el pájaro entre en la jaula
y una vez que haya entrado
cerrar suavemente la puerta con el pincel
después
borrar uno a uno todos los barrotes
cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro
Hacer acto seguido el retrato del árbol
escogiendo la rama más bella
para el pájaro
pintar también el verde follaje y la frescura del viento
el polvillo del sol
y el ruido de los bichos de la hierba en el calor estival
y después esperar a que el pájaro se decida a cantar
Si el pájaro no canta
mala señal
señal de que el cuadro es malo
pero si canta es buena señal
señal de que podéis firmar
Entonces arrancadle delicadamente
una pluma al pájaro
y escribid vuestro nombre en un ángulo del cuadro.

Amor en el hospicio - Dylan Thomas

AMOR EN EL HOSPICIO

Una extraña que anda mal de la cabeza ha venido
a compartir mi cuarto en esta casa,
una muchacha loca como los pájaros
traba la puerta de la noche con sus brazos, sus
plumas,
ceñida en la cama revuelta alucina con nubes
penetrantes.
Libre como los muertos
cabalga los océanos imaginarios del pabellón
de hombres.
Ha llegado posesa por los cielos.
Ella duerme en el canal estrecho,
desvaría a gusto
sobre las mesas del manicomio
adelgazadas por mis lágimas.
Y tomado por la luz de sus brazos, al fin,
mi Dios, al fin
puedo yo de verdad
soportar la primera visión que incendia las estrellas.

Amalia Bautista - Las Doncellas

Este es un bello poema de una autora que desconozco. Espero que no le importe verlo aquí.

LAS DONCELLAS

He conocido a algunas. No parecen
mortales. Ni se enfadan ni se ríen
a carcajadas. Siempre se despiertan
como si ya estuviesen maquilladas,
sonrosadas, sencillas, saludables.
No llevan nunca traje de chaqueta,
sino un velo de tul hasta los pies.
Van descalzas incluso en pleno invierno
y nunca tienen ni calor ni frío.
La vida entera pasan esperando.
Nunca se desesperan. Aunque a veces,
no haya dragón que quiera secuestrarlas
ni caballero andante que las salve.

La vida es una hora - Gloria Fuertes

LA VIDA ES UNA HORA

La vida es una hora,
apenas te da tiempo a amarlo todo,
a verlo todo.
La vida sabe a musgo,
sabe a poco la vida si no tienes
más manos que las manos que te dieron.
Al final escogemos un lugar peligroso,
un pretil, una vía,
la punta de un puñal donde pasar la noche.

La Casa de T.S Eliot

LAS CASAS VIVEN Y MUEREN


Ese verano nadie resucitó en la casa,
y nuestros cuerpos iban dejando escombros
a lo largo de los días.
El tiempo no era lo que imaginábamos.
La casa se caía, irremediablemente,
y cada uno dormía
acurrucado en su recuerdo.
Todos con los brazos largos
de cargar ataúdes
con la misma pregunta
tázita en los ojos.
Ese verano cada uno dejó
su esqueleto frente a una ventana,
y nos fuimos de la casa
arrastrando ollas y frazadas,
un montón de fantasmas desarmados.
El tiempo no era lo que imaginábamos.
Nosotros, tampoco.

Un poco más de Rilke

Se debería esperar y saquear toda una vida, a ser posible una larga vida; y después, por fin, más tarde, quizá se sabrían escribir las diez líneas que serían buenas. Pues los versos no son, como creen algunos, sentimientos (se tienen siempre demasiado pronto), son experiencias. Para escribir un solo verso, es necesario haber visto muchas ciudades, hombres y cosas; hace falta conocer a los animales, hay que sentir cómo vuelan los pájaros y saber qué movimiento hacen las flores al abrirse por la mañana. Es necesario poder pensar en caminos de regiones desconocidas, en encuentros inesperados, en despedidas que hace tiempo se veían llegar; en días de infancia cuyo misterio no está aclarado aún; en los padres a los que se mortificaba cuando traían una alegría que no se comprendía (era una alegría hecha para otro); en enfermedades de infancia que comienzan tan singularmente, con tan profundas y graves transformaciones; en días pasados en habitaciones tranquilas y recogidas, en mañanas al borde del mar, en la mar misma, en mares, en noches de viaje que volaban muy alto y temblaban con todas las estrellas... y no es suficiente incluso saber pensar en todo ésto. Es necesario tener recuerdos de muchas noches de amor, en las que ninguna se parece a otra; de gritos de parturientas, y de leves, blancas, durmientes recién paridas, que se cierran. Es necesario aún haber permanecido sentado junto a los muertos, en la habitación, con la ventana abierta y los ruidos que llegan a golpes. Y tampoco basta con tener recuerdos. Es necesario saber olvidarlos cuando son muchos, y hay que tener la paciencia de esperar que vuelvan. Pues los recuerdos mismos no son aún ésto. Hasta que no se convierten en nosotros, sangre, mirada, gesto, cuando ya no tienen nombre y no se les distingue de nosotros mismos, hasta entonces no puede suceder que en una hora muy rara, del centro de ellos, se eleve la primera palabra de un verso.

12/20/2005

Sobre la amistad (1ª parte)

Las relaciones basadas en la simpatía que he visto nacer y desarrollarse entre los seres humanos han terminado ahogándose invariablemente en los cenagales de la egolatría y de la vanidad.
Los intereses en común pueden producir situaciones humanas que se parecen a la amistad. También la soledad hace que las personas se refugien en relaciones más íntimas: al final se arrepienten, aunque al principio crean que esa intimidad es ya una forma de amistad. Claro, todo esto no tiene nada que ver con la verdadera amistad.
Estaría bien saber [...] si de verdad existe la amistad. No me refiero al placer momentáneo que sienten dos personas que se encuentran por casualidad, a la alegría que les embarga porque en un momento dado de su vida comparten las mismas ideas acerca de ciertas cuestiones, o porque comparten sus gustos y aficiones. Eso todavía no es amistad. A veces pienso que la amistad es la relación más intensa de la vida...
La amistad es un servicio. Al igual que el enamorado, el amigo no espera ningua recompensa por sus sentimientos. No espera ningún galardón, no idealiza a la persona que ha escogido como amiga, ya que conoce sus defectos y la acepta así, con todas sus consecuencias. Esto sería el ideal. Ahora hace falta saber si vale la pena vivr, si vale la pena ser hombre sin un ideal así. y si un amigo nuestro se equivoca, si resulta que no es un amigo de verdad, ¿podemos echarle la culpa por ello, por su carácter, por sus debilidades? ¿Qué valor tiene una amistad si sólo amamos en la otra persona sus virtudes, su fidelidad, su firmeza? ¿Qué valor tiene cualquier amor que busca recompensa?
...Su amistad [...] Había algo en ella, ternura, seriedad, entrega, algo de fatalidad, y todo este resplandor desarmaba hasta a los más bromistas. En toda comunidad humana se tienen celos de este tipo de relaciones. La gente no desea nada con más fervor que una amistad desinteresada. La desea con fervor, aunque sin esperanza.
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(Fragmentos del libro: "El último encuentro" Autor: Sándor Márai

12/11/2005

Chuang Tzu

Tío Lisiado y Tío Cojo miraban el paisaje en la colina del Señor Oscuro y los yermos de K'unlun, el lugar donde descansaba el Emperador Amarillo. De pronto brotó un sauce del codo izquierdo de Tío Cojo, quién se sobresaltó; parecía contrariado.
-¿Te molesta? -preguntó Tío Lisiado.
-No. ¿Porqué iba a molestarme? -dijo Tío Cojo-. Vivir es pedir prestado. Y si pedimos prestado para vivir, la vida debe ser una pila de basura. La vida y la muerte son el día y la noche.
Tú y yo vinimos a observar el proceso del cambio, y ahora el cambio me ha alcanzado. ¿Por qué tendría que molestarme?