Del libro "Confesiones de un burgués" autor: Sándor Márai.
¿Qué podemos saber de una persona cuya sonrisa nos ha iluminado por un instante? Conocer a alguien es una empresa complicada y peligrosa cuyos resultados suelen ser bastante pobres. De aquella actriz sólo sé que siempre estaba de buen humor y que sabía mucho sobre los hombres y sobre la "vida" en general... Su intuición femenina le preocuraba ese material que poseen la mayoría de las mujeres de verdad y del que los hombres se enorgullecen cuando consiguen adquirir una mínima parte.
[...] Ella me enseñó que la cortesía de verdad, la única posibilidad para la convivencia humana, es algo muy distinto de lo que a mí me habían enseñado en casa y en el colegio. [...] Me enseñó que la verdadera cortesía no se resume en llegar sin un minuto de retraso a una cita que no deseamos, sino que puede ser más cortés eliminar con decisión y crueldad cualquier intento de provocarla... Me enseñó que sin decisión y crueldad no podemos ser libres, pues nos ponemos en manos de nuestros compañeros. También me enseñó que podemos ser maleducados, pero nunca descorteses, que podemos dar una bofetada a alguien, pero no aburrirlo, y que es una falta de cortesía fingir amor cuando en realidad se espera menos de nosotros.
[...] Mi amiga la actriz se sentó en la cama sin quitarse el abrigo [...] "Nada importa -musitó-. Ni siquiera el amor. Sólo importa el talento".
7/12/2006
6/26/2006
Ronda de Noche -Ana Becciu-
En su libro titulado "Ronda de noche", Ana Becciu nos dice:
"El amor se produce cuando se acaricia una textura, cuando con las manos, o con la boca, se relata. La boca acaricia con relatos, provoca texturas aquí y allá. Y en las texturas se puede leer. Pero casi nadie sabe leer.
...Hay algo en los ojos de la amada que está quieto, detenido, a la espera. De esta espera se desprende un brillo, un resplandor que no deja ver bien. Cuando la amada abre los ojos, los ahueca, como quien con la mano recoge el agua de una fuente, y retiene en ellos la mirada que protege a todo su pasado. Quien la ama sabe que de esa región estará siempre ausente. Que no ha sido invitado, ni lo será.
De ese espacio es, precisamente, de lo que se ha enamorado".
"El amor se produce cuando se acaricia una textura, cuando con las manos, o con la boca, se relata. La boca acaricia con relatos, provoca texturas aquí y allá. Y en las texturas se puede leer. Pero casi nadie sabe leer.
...Hay algo en los ojos de la amada que está quieto, detenido, a la espera. De esta espera se desprende un brillo, un resplandor que no deja ver bien. Cuando la amada abre los ojos, los ahueca, como quien con la mano recoge el agua de una fuente, y retiene en ellos la mirada que protege a todo su pasado. Quien la ama sabe que de esa región estará siempre ausente. Que no ha sido invitado, ni lo será.
De ese espacio es, precisamente, de lo que se ha enamorado".
6/19/2006
El Orco -dos - Desaprender (fragmento)
...Siempre este sabor a tierra en cada cosa. Un aire seco impregna los objetos cubriéndolos de polvo, de soledad, de muerte. En torno a mí sólo el silencio. Aquí no queda nada ya. Estériles fragmentos de vidas acabadas. Esta es la realidad macabra de las personas, de las cosas, de todo lo que nunca tuvo un gesto amable, de este terrible mundo de horribles insignificancias.
Ahora, llegan a mí recuerdos. Golpean como balas mi cabeza y, casi al instante, mi cerebro se impregna con el olor a agua, a soledad, a frío, a amargura. De vez en cuando paro y miro alrededor, y ahí esta esa nada inmensa que todo lo contiene. Es la increíble fragilidad del mundo de las cosas, de lo que existe provisionalmente, de todo lo que va camino de su destrucción. Trago saliva y muerte mientras recuerdo tu cuerpo nadando en aquel mar profundo ahora inexistente.
Un fuego crepita entre nosotros; tu rostro iluminado por las llamas. Enfrente, muy abajo, la noche, el universo, y aquel instante que contenía todas mis estrellas. La enredadera terrible del mundo sube por nuestro acantilado pero aún nos queda algo de tiempo. Una inconsciencia sensual palpita en tus ojos marrones, casi negros, que se cierran despacio. Hay una tempestad que ruge aún en aquellas viejas batallas olvidadas, junto a cadáveres caídos entre olas de plata y pájaros de sal. Esta noche, quisiera enhebrar tu vida entre la mía, de nuevo, para siempre, pero conozco y sé, te juro que lo sé, que no tiene sentido intentar nada que quiera ser real, eterno, imaginable. Me ha costado mil noches llegar hasta tu corazón, entender tu sabor, tu razón y tu cuerpo, pero ahora todo eso carece de importancia, no tiene ya sentido, porque mientras jugábamos a estar enamorados, un inmenso desierto vacío se ha tragado la escena, el mar, la noche y las estrellas. Esta mañana hay un sabor a derrota en los sueños. Esta mañana, de nuevo, igual que cada día, no hay un sólo lugar en el que refugiarse.
Ahora, llegan a mí recuerdos. Golpean como balas mi cabeza y, casi al instante, mi cerebro se impregna con el olor a agua, a soledad, a frío, a amargura. De vez en cuando paro y miro alrededor, y ahí esta esa nada inmensa que todo lo contiene. Es la increíble fragilidad del mundo de las cosas, de lo que existe provisionalmente, de todo lo que va camino de su destrucción. Trago saliva y muerte mientras recuerdo tu cuerpo nadando en aquel mar profundo ahora inexistente.
Un fuego crepita entre nosotros; tu rostro iluminado por las llamas. Enfrente, muy abajo, la noche, el universo, y aquel instante que contenía todas mis estrellas. La enredadera terrible del mundo sube por nuestro acantilado pero aún nos queda algo de tiempo. Una inconsciencia sensual palpita en tus ojos marrones, casi negros, que se cierran despacio. Hay una tempestad que ruge aún en aquellas viejas batallas olvidadas, junto a cadáveres caídos entre olas de plata y pájaros de sal. Esta noche, quisiera enhebrar tu vida entre la mía, de nuevo, para siempre, pero conozco y sé, te juro que lo sé, que no tiene sentido intentar nada que quiera ser real, eterno, imaginable. Me ha costado mil noches llegar hasta tu corazón, entender tu sabor, tu razón y tu cuerpo, pero ahora todo eso carece de importancia, no tiene ya sentido, porque mientras jugábamos a estar enamorados, un inmenso desierto vacío se ha tragado la escena, el mar, la noche y las estrellas. Esta mañana hay un sabor a derrota en los sueños. Esta mañana, de nuevo, igual que cada día, no hay un sólo lugar en el que refugiarse.
6/13/2006
El Orco - cinco
Un hombre llegó al monasterio de Luang Ying y se entrevistó con el Abad. Le preguntó:
-Reverendo Padre, ¿quién es el monje más sabio de este lugar?
-Ese de allí -le respondió el Abad, señalando al jardinero.
-Y si es el hombre más sabio ¿porqué ejerce de jardinero? -preguntó el hombre.
-Por eso -respondió el Abad-, porque es muy sabio.
-Reverendo Padre, ¿quién es el monje más sabio de este lugar?
-Ese de allí -le respondió el Abad, señalando al jardinero.
-Y si es el hombre más sabio ¿porqué ejerce de jardinero? -preguntó el hombre.
-Por eso -respondió el Abad-, porque es muy sabio.
5/19/2006
Los Agelastas
Agelasta es una palabra olvidada de origen Griego que quiere decir: "el que no ríe". De nuevo Milán Kundera, me alegra el alma con su sabiduría cuando escribe: "No hay posibilidad de paz entre el novelista y el agelasta. Como jamás han oído la risa de Dios, los agelastas están convencidos de que la verdad es clara, de que todos los seres humanos deben pensar lo mismo y de que ellos son lo que creen ser. Pero es precisamente al perder la certidumbre de la verdad y el consentimiento unánime de los demás cuando el hombre se convierte en individuo. La novela es el paraíso imaginario de los individuos. Es el territorio en el que nadie es poseedor de la verdad, ni Ana ni Karenin, pero en el que todos tienen derecho a ser comprendidos, tanto Ana como Karenin".
"Todos los auténticos novelistas están a la escucha de esta sabiduría suprapersonal, lo cual explica que las grandes novelas siempre sean un poco más inteligentes que sus autores. Los novelistas que son más inteligentes que sus obras deberían cambiar de oficio".
"Todos los auténticos novelistas están a la escucha de esta sabiduría suprapersonal, lo cual explica que las grandes novelas siempre sean un poco más inteligentes que sus autores. Los novelistas que son más inteligentes que sus obras deberían cambiar de oficio".
Las verdades de los hombres
Milán Kundera en su libro titulado "El Arte de la Novela" nos deja estas maravillosas frases:
"Cuando Dios abandonaba lentamente el lugar desde donde había dirigido el universo y su orden de valores, separado el bien del mal y dado un sentido a cada cosa, don Quijote salió de su casa y ya no estuvo en condiciones de reconocer el mundo. Este, en ausencia del Juez supremo, apareció de pronto en una dudosa ambigüedad; la única verdad divina se descompuso en cientos de verdades relativas que los hombres se repartieron".
"Cuando Dios abandonaba lentamente el lugar desde donde había dirigido el universo y su orden de valores, separado el bien del mal y dado un sentido a cada cosa, don Quijote salió de su casa y ya no estuvo en condiciones de reconocer el mundo. Este, en ausencia del Juez supremo, apareció de pronto en una dudosa ambigüedad; la única verdad divina se descompuso en cientos de verdades relativas que los hombres se repartieron".
4/24/2006
El Orco cuatro - Varios 2
Nada es lo que parece
excepto lo que parece ser.
*
Todo es vacío
por eso, lleno de sí mismo,
se infla de orgullo el ignorante.
*
Perfección, belleza, sabiduría, sufrimiento,
en boca del mal poeta son palabras vacías
mas cuando las pronuncia el sabio
desata tempestades.
*
Café con leche
sabiduría con pan y mantequilla
estoy cansado del mismo desayuno.
*
¿Experiencia?
la muerte si que es una experiencia.
*
Tengo una vida muerta entre mis brazos
no sé donde ponerla.
excepto lo que parece ser.
*
Todo es vacío
por eso, lleno de sí mismo,
se infla de orgullo el ignorante.
*
Perfección, belleza, sabiduría, sufrimiento,
en boca del mal poeta son palabras vacías
mas cuando las pronuncia el sabio
desata tempestades.
*
Café con leche
sabiduría con pan y mantequilla
estoy cansado del mismo desayuno.
*
¿Experiencia?
la muerte si que es una experiencia.
*
Tengo una vida muerta entre mis brazos
no sé donde ponerla.
El Orco cuatro - Varios 1
Sólo hay una cosa verdadera: la certeza cruel de que que hoy no es viernes.
*
No hay nada más lleno
que el inmenso vacío que existe entre tú y yo.
*
Las nubes y los pájaros recorren los caminos del cielo
mas no por eso están ellos mas cerca
de la sabiduría.
*
Si te traspasa la vida
no cedas
Si te acorrala la muerte
no cedas
Si es el amor el que llama a tu puerta
mejor échate a un lado.
*
La verdadera amistad es perfecta en sí misma
no conoce la muerte
sabe esperar
tiene todo el tiempo del mundo por delante.
*
La verdadera pasión no sabe de acuerdos
con ella no se puede negociar
ni seguir su paso cuando decide marcharse.
*
No hay nada más lleno
que el inmenso vacío que existe entre tú y yo.
*
Las nubes y los pájaros recorren los caminos del cielo
mas no por eso están ellos mas cerca
de la sabiduría.
*
Si te traspasa la vida
no cedas
Si te acorrala la muerte
no cedas
Si es el amor el que llama a tu puerta
mejor échate a un lado.
*
La verdadera amistad es perfecta en sí misma
no conoce la muerte
sabe esperar
tiene todo el tiempo del mundo por delante.
*
La verdadera pasión no sabe de acuerdos
con ella no se puede negociar
ni seguir su paso cuando decide marcharse.
El Orco tres - Amanece
Amanece,
sobre los campos de batalla
sobre los campos de refugiados
sobre los campos de minas
sobre los camposantos
sobre todos los campos del mundo
Amanece.
sobre los campos de batalla
sobre los campos de refugiados
sobre los campos de minas
sobre los camposantos
sobre todos los campos del mundo
Amanece.
4/15/2006
El Orco dos - Desaprender -
Collado sobre el valle de Leh, camino de Ladakh, entre el Tíbet y China, a 4200 metros.
Desde el cielo al infierno, en un solo paso, atravesé el collado de la luz y de las sombras. El paisaje tenía ese color tan gris de los días de invierno o de las almas de la gente corriente. Mi corazón buscaba en esa altura una respuesta. allí permanecí durante un tiempo mientras la lluvia hacía crecer el musgo en mi cabeza. El viento traía a mí algunas respuestas, pero era de la terrible soledad de aquel lugar de la que aprendí la gran lección suprema. El silencio atravesó mi corazón hasta hacerlo de piedra y cada noche pájaros negros picoteaban furiosos las cuencas vacías de mis ojos. Quise ir más lejos, pero mis pies sabían que ya no había un más allá hacia donde ellos pudieran dirigirme, y en mi delirio, algunas veces, quise creer que era un santo o un borracho adicto a las estrellas, pero la luz violeta de cada amanecer me devolvía a la cruenta realidad y nada había cambiado. Con el paso del tiempo comprendí que mi cuerpo marchito era un pequeño templo, frágil como una flor y efímero como un rayo de luna, algo tan prescindible como vivir o respirar y así mi espíritu creció hasta formar parte de ese paisaje de rocas desnudas, de niebla y viento.
Llegó el invierno y la nieve cubrió todo el paisaje. Un pequeño ratón surgió de un agujero. Le vi crecer y morir en un instante. Su cuerpo yacía sobre la tierra y de la misma tierra llegaron los gusanos que vivieron de él durante un breve espacio, pero ellos también perecían, y eran pasto de la misma tierra de la que habían surgido. De todo aquello que latía alrededor aprendí nuevas cosas, y me fui retirando muy dentro de mí buscando una respuesta. Mi espíritu era cada vez más fuerte y todo lo demás era sólo materia, pequeño hogar de seres transitorios que iban camino de algún lado. Todos los seres y las cosas del mundo atravesaban aquel collado perdido en las montañas en un eterno ciclo que se repetía siempre. Todo a mi alrededor se transformaba en un gigantesco torbellino de muerte y renacer constante. Las formas de la tierra y del cielo cambiaban en una gran transformación sin fin cuyo objetivo último se me escapaba.
Un día me pude contemplar, al fin, y yo ya no era aquel que un día conocí. Ya no supe reconocerme en ese nuevo estado y perdí la razón, la vida, el alma. Ahora era sencillo habitar en el mundo pues yo era el propio mundo. Me bebí las estrellas, el viento, la nieve, las rocas que cubrían mi collado. Vi la muerte, la luz, el nacimiento. Mi espíritu se transformó en la esencia del mundo. Los cielos y la tierra eran mis manos y el universo entero era mi casa. Pasó algún tiempo y luego, un día, bajé de aquel collado, tranquilo al fin, pero sabiendo que en el fondo, después de tanto esfuerzo, nada, absolutamente nada, había cambiado.
Desde el cielo al infierno, en un solo paso, atravesé el collado de la luz y de las sombras. El paisaje tenía ese color tan gris de los días de invierno o de las almas de la gente corriente. Mi corazón buscaba en esa altura una respuesta. allí permanecí durante un tiempo mientras la lluvia hacía crecer el musgo en mi cabeza. El viento traía a mí algunas respuestas, pero era de la terrible soledad de aquel lugar de la que aprendí la gran lección suprema. El silencio atravesó mi corazón hasta hacerlo de piedra y cada noche pájaros negros picoteaban furiosos las cuencas vacías de mis ojos. Quise ir más lejos, pero mis pies sabían que ya no había un más allá hacia donde ellos pudieran dirigirme, y en mi delirio, algunas veces, quise creer que era un santo o un borracho adicto a las estrellas, pero la luz violeta de cada amanecer me devolvía a la cruenta realidad y nada había cambiado. Con el paso del tiempo comprendí que mi cuerpo marchito era un pequeño templo, frágil como una flor y efímero como un rayo de luna, algo tan prescindible como vivir o respirar y así mi espíritu creció hasta formar parte de ese paisaje de rocas desnudas, de niebla y viento.
Llegó el invierno y la nieve cubrió todo el paisaje. Un pequeño ratón surgió de un agujero. Le vi crecer y morir en un instante. Su cuerpo yacía sobre la tierra y de la misma tierra llegaron los gusanos que vivieron de él durante un breve espacio, pero ellos también perecían, y eran pasto de la misma tierra de la que habían surgido. De todo aquello que latía alrededor aprendí nuevas cosas, y me fui retirando muy dentro de mí buscando una respuesta. Mi espíritu era cada vez más fuerte y todo lo demás era sólo materia, pequeño hogar de seres transitorios que iban camino de algún lado. Todos los seres y las cosas del mundo atravesaban aquel collado perdido en las montañas en un eterno ciclo que se repetía siempre. Todo a mi alrededor se transformaba en un gigantesco torbellino de muerte y renacer constante. Las formas de la tierra y del cielo cambiaban en una gran transformación sin fin cuyo objetivo último se me escapaba.
Un día me pude contemplar, al fin, y yo ya no era aquel que un día conocí. Ya no supe reconocerme en ese nuevo estado y perdí la razón, la vida, el alma. Ahora era sencillo habitar en el mundo pues yo era el propio mundo. Me bebí las estrellas, el viento, la nieve, las rocas que cubrían mi collado. Vi la muerte, la luz, el nacimiento. Mi espíritu se transformó en la esencia del mundo. Los cielos y la tierra eran mis manos y el universo entero era mi casa. Pasó algún tiempo y luego, un día, bajé de aquel collado, tranquilo al fin, pero sabiendo que en el fondo, después de tanto esfuerzo, nada, absolutamente nada, había cambiado.
Mujer-ciudad, dime, ¿como eres tu?
Italo Calvino le da a cada ciudad el nombre de una mujer: Diomira, Dorotea, Adelma, Isadora... Hay muchos tipos diferentes de ciudades: hay ciudades imaginarias, fuera del espacio y el tiempo. Ciudades tristes, ciudades alegres, ciudades memoria, ciudades deseo, ciudades que son signos. Hay ciudades sutiles, ciudades dobles, ciudades visuales, ciudades que son sólo forma, tan hermosas a la vista que uno puede pararse allí, tal vez toda la vida, a contemplar sus calles, sus luces, sus paseos. Ciudades que son inmensos espacios de intercambio: intercambio de recuerdos, de deseos, de recorridos, de destinos. Ciudades contínuas, que siempre están ahí, ciudades escondidas, que nunca salen a la luz, y nacen y desaparecen sin que nadie llegue nunca a verlas. Ciudades imposibles. Ciudades microscópicas, que sin embargo, van ensanchándose con el tiempo, hasta llegar a cubrir todo el espacio. Ciudades telarañas, que permanecen suspendidas sobre abismos, como Moriana. Ciudades felices que cobran forma y nacen y se desvanecen continuamente, escondidas en las ciudades infelices. Ciudades utópicas, que aunque nunca las encontremos no podemos dejar de buscar.
Calvino dice que cree haber escrito un último poema de amor a las ciudades, ahora, cuando es más difícil vivirlas como ciudades. "Las ciudades invisibles son un sueño que nace del corazón de las ciudades invivibles", dice.
Ocurre con las ciudades como en las relaciones, como en los sueños: todo lo imaginable puede ser soñado, pero hasta el sueño más inesperado es un acertijo que esconde un deseo, o bien su contrario, un temor. Las ciudades, los hombres, las mujeres, como los sueños, están construidas de deseos y de temores, aunque el hilo de su discurrir sea secreto, sus normas absurdas, sus perspectivas engañosas, y cada cosa esconda otra.
También las ciudades creen que son obra de la mente o del azar, pero ni la una ni el otro bastan para mantener en pie sus muros: "de una ciudad no disfrutas las siete o las setenta maravillas, sino de la respuesta que da a una pregunta tuya". Isadora, por ejemplo, es la ciudad soñada; un lugar al que se llega siempre demasiado tarde. Un lugar donde los deseos ya son sólo recuerdos.
El Gran Kan está cansado. Mientras habla con Marco Polo una sensación como de vacío le llega junto con el olor de los elefantes después de la lluvia; piensa que en la vida de los emperadores hay un momento que sucede al orgullo por todos esos territorios que ha conquistado y que pronto renunciará a conocerlos y a comprenderlos. Descubre entonces, que ese imperio que nos había parecido la suma de todas las maravillas es una destrucción sin fin ni forma. Que el triunfo sobre esos territorios le ha hecho heredero de su larga ruina. Dice: "a veces me parece que tu voz me llega de lejos, mientras soy prisionero de un presente vistoso e invisible en el que todas las formas de la convivencia humana han llegado al extremo de su ciclo y es imposible imaginar las nuevas formas que adoptarán. Y escucho por tu voz las razones invisibles por las que vivían las ciudades y por las cuales tal vez, después de muertas revivirán".
Recuerda, mientras mira las cenizas de Sándalo que se enfrían en los braseros, el relato que le hizo Marco Polo de la ciudad de Anastasia: "...a quien se encuentra una mañana en medio de Anastasia los deseos se le despiertan todos juntos y le rodean. La ciudad se te aparece como un todo en el que ningún deseo se pierde y del que tú formas parte, y como ella goza de todo lo que tú no gozas, no te queda sino habitar ese deseo y contentarte. Tal es el poder, que a veces dicen maligno, a veces benigno, tiene Anastasia, ciudad engañosa: si durante ocho horas al día trabajas tallando ágatas ónices crisopacios, tu afán que da forma al deseo toma del deseo su forma, y crees que gozas de toda Anastasia cuando sólo eres su esclavo.
Kublai Kan no cree todo lo que le dice Marco Polo cuando le describe las ciudades, pero sigue escuchando con atención. Sólo en los informes de Marco Polo, Kublai Kan consigue discernir, algunas veces, a través de las murallas y las torres destinadas a desmoronarse, la filigrana de un diseño tan sutil que escapa a las mordeduras de las termitas.
Calvino dice que cree haber escrito un último poema de amor a las ciudades, ahora, cuando es más difícil vivirlas como ciudades. "Las ciudades invisibles son un sueño que nace del corazón de las ciudades invivibles", dice.
Ocurre con las ciudades como en las relaciones, como en los sueños: todo lo imaginable puede ser soñado, pero hasta el sueño más inesperado es un acertijo que esconde un deseo, o bien su contrario, un temor. Las ciudades, los hombres, las mujeres, como los sueños, están construidas de deseos y de temores, aunque el hilo de su discurrir sea secreto, sus normas absurdas, sus perspectivas engañosas, y cada cosa esconda otra.
También las ciudades creen que son obra de la mente o del azar, pero ni la una ni el otro bastan para mantener en pie sus muros: "de una ciudad no disfrutas las siete o las setenta maravillas, sino de la respuesta que da a una pregunta tuya". Isadora, por ejemplo, es la ciudad soñada; un lugar al que se llega siempre demasiado tarde. Un lugar donde los deseos ya son sólo recuerdos.
El Gran Kan está cansado. Mientras habla con Marco Polo una sensación como de vacío le llega junto con el olor de los elefantes después de la lluvia; piensa que en la vida de los emperadores hay un momento que sucede al orgullo por todos esos territorios que ha conquistado y que pronto renunciará a conocerlos y a comprenderlos. Descubre entonces, que ese imperio que nos había parecido la suma de todas las maravillas es una destrucción sin fin ni forma. Que el triunfo sobre esos territorios le ha hecho heredero de su larga ruina. Dice: "a veces me parece que tu voz me llega de lejos, mientras soy prisionero de un presente vistoso e invisible en el que todas las formas de la convivencia humana han llegado al extremo de su ciclo y es imposible imaginar las nuevas formas que adoptarán. Y escucho por tu voz las razones invisibles por las que vivían las ciudades y por las cuales tal vez, después de muertas revivirán".
Recuerda, mientras mira las cenizas de Sándalo que se enfrían en los braseros, el relato que le hizo Marco Polo de la ciudad de Anastasia: "...a quien se encuentra una mañana en medio de Anastasia los deseos se le despiertan todos juntos y le rodean. La ciudad se te aparece como un todo en el que ningún deseo se pierde y del que tú formas parte, y como ella goza de todo lo que tú no gozas, no te queda sino habitar ese deseo y contentarte. Tal es el poder, que a veces dicen maligno, a veces benigno, tiene Anastasia, ciudad engañosa: si durante ocho horas al día trabajas tallando ágatas ónices crisopacios, tu afán que da forma al deseo toma del deseo su forma, y crees que gozas de toda Anastasia cuando sólo eres su esclavo.
Kublai Kan no cree todo lo que le dice Marco Polo cuando le describe las ciudades, pero sigue escuchando con atención. Sólo en los informes de Marco Polo, Kublai Kan consigue discernir, algunas veces, a través de las murallas y las torres destinadas a desmoronarse, la filigrana de un diseño tan sutil que escapa a las mordeduras de las termitas.
4/11/2006
El Orco -uno
Una noche de tormenta El Orco y Luis Felipe discutían encaramados en la copa de un árbol. Luis Felipe decía: “Lo que hay que hacer es desaprender” y El Orco le contestaba: “lo que hay que hacer es buscar una respuesta”. En ese instante cayó un rayo del cielo y los mató a los dos. Nunca más se les oyó discutir.
4/05/2006
Tu vida es la respuesta (Sandor Marai)
Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes. No importa lo que diga, no importa con qué argumentos trate de defenderse. al final, al final de todo, uno responde a todas las preguntas con los hechos de su vida: a las preguntas que el mundo le ha hecho una y otra vez. Las preguntas son éstas: ¿quién eres? ¿qué has querido de verdad? ¿qué has sabido de verdad? ¿a qué has sido fiel o infiel?... ¿Con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía?... Estas son las preguntas. Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo: eso no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su vida entera.
4/03/2006
El bucle infinito
Douglas R. Hofstadter en su libro titulado: “Gödel, Escher, Bach” dice: "Todo lenguaje, (…) todo proceso mental, llega, tarde o temprano, a la situación límite de la autorreferencia: la de querer expresarse acerca de sí mismo. Surge entonces la emoción del infinito, como si dos espejos se enfrentasen, obligados a reflejarse mutua e indefinidamente".
Ayer, gracias a este mundillo de los blogs, he vuelto a contactar con un antiguo amigo. Una de esas raras personas que merece la pena conocer. Cuando he leído esto, me he acordado de él. Es el típico personaje atrapado en este bucle infinito. No dejéis de pasar por su blog porque merece la pena. La dirección: www.savonarolia.blogspot.com
Ayer, gracias a este mundillo de los blogs, he vuelto a contactar con un antiguo amigo. Una de esas raras personas que merece la pena conocer. Cuando he leído esto, me he acordado de él. Es el típico personaje atrapado en este bucle infinito. No dejéis de pasar por su blog porque merece la pena. La dirección: www.savonarolia.blogspot.com
3/05/2006
Wislawa Szymborska
La realidad exige.
"La realidad exige que también mencionemos esto: la vida sigue. Continúa en Cannae y en Borodino, en Kosovo Polie y en Guernica. Hay una estación de gasolina en una pequeña plaza de Jericó, pintura fresca en los bancos del parque de Bila Hora. Las cartas se cruzan entre Pearl Harbor y Hastings, una camioneta pasa debajo del ojo del león de Queronea, y los florecientes huertos cerca de Verdún no pueden escapar al atmosférico frente que se aproxima. Hay tanto Todo que la Nada se esconde casi gentilmente. La música brota de los yates anclados en Accio y las parejas bailan en las cubiertas bañadas por el sol. hay tantas cosas sucediendo siempre que deben estar pasando en todas partes. Donde no hay ni una sola piedra en pie vemos al Hombre de los Helados rodeado de niños. Donde Hiroshima estuvo Hiroshima está de nuevo, produciendo cosas para el uso de cada día. Este terrible mundo no está desprovisto de encantos, de las mañanas que hacen inestimables los despertares. La hierba es verde en los campos de Maciejowice, y salpicada de rocío, como es lo normal de la hierba. Quizás todos los campos son campos de batalla, todas las tierras lo son, las que recordamos y las que se han olvidado: los bosques de abedules, cedros, abetos, la blanca nieve, las amarillas arenas, la gris grava, los iridiscentes pantanos, los cañones de la negra derrota, donde, en tiempos de crisis, puedes esconderte debajo de un arbusto. ¿Qué moral sacamos de ésto? Probablemente ninguna. Sólo la sangre fluye, secándose rápidamente, y, como siempre, unos cuantos ríos, unas cuantas nubes. Sobre trágicos pasos de montañas el viento vuela sombreros de cabezas inconscientes y no podemos evitar reírnos de eso".
"La realidad exige que también mencionemos esto: la vida sigue. Continúa en Cannae y en Borodino, en Kosovo Polie y en Guernica. Hay una estación de gasolina en una pequeña plaza de Jericó, pintura fresca en los bancos del parque de Bila Hora. Las cartas se cruzan entre Pearl Harbor y Hastings, una camioneta pasa debajo del ojo del león de Queronea, y los florecientes huertos cerca de Verdún no pueden escapar al atmosférico frente que se aproxima. Hay tanto Todo que la Nada se esconde casi gentilmente. La música brota de los yates anclados en Accio y las parejas bailan en las cubiertas bañadas por el sol. hay tantas cosas sucediendo siempre que deben estar pasando en todas partes. Donde no hay ni una sola piedra en pie vemos al Hombre de los Helados rodeado de niños. Donde Hiroshima estuvo Hiroshima está de nuevo, produciendo cosas para el uso de cada día. Este terrible mundo no está desprovisto de encantos, de las mañanas que hacen inestimables los despertares. La hierba es verde en los campos de Maciejowice, y salpicada de rocío, como es lo normal de la hierba. Quizás todos los campos son campos de batalla, todas las tierras lo son, las que recordamos y las que se han olvidado: los bosques de abedules, cedros, abetos, la blanca nieve, las amarillas arenas, la gris grava, los iridiscentes pantanos, los cañones de la negra derrota, donde, en tiempos de crisis, puedes esconderte debajo de un arbusto. ¿Qué moral sacamos de ésto? Probablemente ninguna. Sólo la sangre fluye, secándose rápidamente, y, como siempre, unos cuantos ríos, unas cuantas nubes. Sobre trágicos pasos de montañas el viento vuela sombreros de cabezas inconscientes y no podemos evitar reírnos de eso".
2/05/2006
¿COMO ES TU UNIFORME?
Milán Kundera en su libro: "El Arte de la Novela dice": "Cuando un fenómeno se hace general, cotidiano, omnipresente, ya no se lo distingue. En la euforia de su vida uniforme, la gente ya no ve el uniforme que lleva".
Doy vueltas por la casa; dejo ese libro y cojo otro al azar: "El Arte de la ficción" de John Gardner. En éste leo: "La verdad no tiene demasiado valor allí donde todo el mundo está de acuerdo sobre qué es la verdad".
Vivimos en un mundo en el que todo el mundo está de acuerdo en lo que está bien y lo que está mal. De hecho, la sociedad (ese engendro del que formamos parte) nos dice lo que tenemos que hacer, decir y hasta sentir a cada instante. Pero si eres diferente, entonces estas apañado, amigo, te vas a dar de morros con la realidad. Con esa realidad que han creado los más conformistas, los más mediocres, los que, como sucede siempre, dirigen el mundo.
Y esto me recuerda una frase maravillosa que aunque en este caso aplica a los americanos podía aplicarse a ese mundo que dirige el mundo en general. Ahora no recuerdo quien es su autor, pero esta frase me ha hecho sonreir muchas veces. La frase dice: "Para nadie es un secreto que un gringo medio es la criatura más estúpida sobre la tierra y que su sueño es homologar el mundo para que pueda caber en su pequeña mente".
Yo, por mi parte, voy a intentar con todas mis fuerzas no vestir de uniforme.
Doy vueltas por la casa; dejo ese libro y cojo otro al azar: "El Arte de la ficción" de John Gardner. En éste leo: "La verdad no tiene demasiado valor allí donde todo el mundo está de acuerdo sobre qué es la verdad".
Vivimos en un mundo en el que todo el mundo está de acuerdo en lo que está bien y lo que está mal. De hecho, la sociedad (ese engendro del que formamos parte) nos dice lo que tenemos que hacer, decir y hasta sentir a cada instante. Pero si eres diferente, entonces estas apañado, amigo, te vas a dar de morros con la realidad. Con esa realidad que han creado los más conformistas, los más mediocres, los que, como sucede siempre, dirigen el mundo.
Y esto me recuerda una frase maravillosa que aunque en este caso aplica a los americanos podía aplicarse a ese mundo que dirige el mundo en general. Ahora no recuerdo quien es su autor, pero esta frase me ha hecho sonreir muchas veces. La frase dice: "Para nadie es un secreto que un gringo medio es la criatura más estúpida sobre la tierra y que su sueño es homologar el mundo para que pueda caber en su pequeña mente".
Yo, por mi parte, voy a intentar con todas mis fuerzas no vestir de uniforme.
1/30/2006
LA INMORTALIDAD (Milan Kundera) fragmentos
En cada uno de nosotros está escrita la razón de nuestros actos; un código que contiene la esencia de nuestro destino; ese código tiene, a mi juicio, el cariz de una metáfora.
...su deseo de suicidarse no fue provocado por algo que llegó desde fuera. Estaba plantado en la tierra de su ser, creció lentamente y floreció como una flor negra.
...hacía ya mucho que no vivía con el mundo; su único mundo era su alma.
...y si caminaba, caminaba sólo porque el alma, llena de intranquilidad, exige movimiento y no es capaz de permanecer en el mismo sitio, porque cuando no se mueve empieza a doler terriblemente.
...¿Cómo vivir en un mundo con el que uno no está de acuerdo? ¿Cómo vivir con la gente si uno no considera suyas ni sus penas ni sus alegrías? Si sabe que no es parte de ellos.
...es una pura ilusión pretender empezar en medio de la vida una "nueva vida" que no se parezca a la anterior, empezar, como suele decirse, desde cero.
Su vida estará siempre construída del mismo material, de los mismos ladrillos, de los mismos problemas, y lo que en un primer momento les parece una "nueva vida" resultará muy pronto ser una simple variación de la anterior.
Cuando la persona es joven, no es capaz de percibir el tiempo como círculo, sino como camino que conduce directamente hacia delante, hacia paisajes permanentemente cambiantes; todavía no intuye que su vida sólo contiene un tema; lo comprende en el momento en que su vida comienza a componer sus primeras variaciones.
...su deseo de suicidarse no fue provocado por algo que llegó desde fuera. Estaba plantado en la tierra de su ser, creció lentamente y floreció como una flor negra.
...hacía ya mucho que no vivía con el mundo; su único mundo era su alma.
...y si caminaba, caminaba sólo porque el alma, llena de intranquilidad, exige movimiento y no es capaz de permanecer en el mismo sitio, porque cuando no se mueve empieza a doler terriblemente.
...¿Cómo vivir en un mundo con el que uno no está de acuerdo? ¿Cómo vivir con la gente si uno no considera suyas ni sus penas ni sus alegrías? Si sabe que no es parte de ellos.
...es una pura ilusión pretender empezar en medio de la vida una "nueva vida" que no se parezca a la anterior, empezar, como suele decirse, desde cero.
Su vida estará siempre construída del mismo material, de los mismos ladrillos, de los mismos problemas, y lo que en un primer momento les parece una "nueva vida" resultará muy pronto ser una simple variación de la anterior.
Cuando la persona es joven, no es capaz de percibir el tiempo como círculo, sino como camino que conduce directamente hacia delante, hacia paisajes permanentemente cambiantes; todavía no intuye que su vida sólo contiene un tema; lo comprende en el momento en que su vida comienza a componer sus primeras variaciones.
1/19/2006
LA PANTERA
Rainer María Rilke escribió ésto a finales de 1902.
LA PANTERA
(En el Jardin des Plantes, París)
Su vista está cansada del desfile
de las rejas, y ya nada retiene.
Las rejas se le hacen innumerables,
y el mundo se le acaba tras las rejas.
Blando andar de flexibles fuertes pasos,
y girar en el más pequeño círculo
como danza de fuerza por un centro
en que su voluntad se halla aturdida.
Sólo a veces se alza mudo el telón
de sus pupilas. Luego entra una imagen,
va por la tensa calma de sus miembros
y se extingue al llegar al corazón.
LA PANTERA
(En el Jardin des Plantes, París)
Su vista está cansada del desfile
de las rejas, y ya nada retiene.
Las rejas se le hacen innumerables,
y el mundo se le acaba tras las rejas.
Blando andar de flexibles fuertes pasos,
y girar en el más pequeño círculo
como danza de fuerza por un centro
en que su voluntad se halla aturdida.
Sólo a veces se alza mudo el telón
de sus pupilas. Luego entra una imagen,
va por la tensa calma de sus miembros
y se extingue al llegar al corazón.
UN ESTADO DE ÁNIMO
CISNE DE PRIMAVERA
(Autor: Charles Bukowski)
También en primavera mueren los cisnes
y allí flotaba
muerto un domingo
girando de lado
en la corriente
y fui hasta la rotonda
y distinguí
dioses en carros,
perros, mujeres
que gritaban
y la muerte
se me precipitó garganta abajo
como un ratón,
y oí llegar a la gente
con sus cestas de merienda
y sus risas,
y me sentí culpable
por el cisne
como si la muerte
fuese algo vergonzoso
y me alejé
como un idiota
y les dejé
mi hermoso cisne.
(Autor: Charles Bukowski)
También en primavera mueren los cisnes
y allí flotaba
muerto un domingo
girando de lado
en la corriente
y fui hasta la rotonda
y distinguí
dioses en carros,
perros, mujeres
que gritaban
y la muerte
se me precipitó garganta abajo
como un ratón,
y oí llegar a la gente
con sus cestas de merienda
y sus risas,
y me sentí culpable
por el cisne
como si la muerte
fuese algo vergonzoso
y me alejé
como un idiota
y les dejé
mi hermoso cisne.
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